Podemos cuidar el corazón gracias al tai chi

Practicar tai chi, la milenaria disciplina oriental, puede ayudar a mejorar la salud cardiaca. Así lo asegura un grupo de médicos de la Universidad de Hong Kong, en China, que analizó a decenas de mujeres de la tercera edad que practican este arte marcial tres veces por semana por unos 30 minutos. Los médicos descubrieron que las personas que realizan esta actividad de forma regular obtienen beneficios en relación a la elasticidad de las arterias y también en la fuerza muscular de la región de las rodillas. Mejor presión arterial Según los expertos, varios estudios han demostrado que la mejora de la fuerza y la función muscular es capaz de compensar la disminución de la distensión arterial, un escenario que a menudo aparece con el envejecimiento. La distensión arterial es la capacidad que tienen las arterias de dilatarse y volver a la normalidad según los cambios en la presión arterial, lo que es indispensable en el buen funcionamiento del sistema cardiovascular. Por el contrario, cuando las arterias se vuelven más gruesas y rígidas, están estrechamente relacionadas con enfermedades cardiovasculares como la hipertensión y la  arteriosclerosis. Los científicos de la Universidad de Hong Kong observaron que las mujeres que practicaban tai chi tuvieron una mejor

presión arterial y resistencia vascular. Incluso su distensión arterial fue superior a la de las mujeres
sedentarias. Los resultados sugieren que esta disciplina puede ser una actividad física recomendada para personas ancianas, ya que además de mejorar la salud cardiaca y la fuerza corporal, es una actividad que puede ser practicada a cualquier hora y en cualquier lugar sin necesidad de equipos especiales. “Los beneficios demostrados pueden ser mejores si se combinan con ejercicios aeróbicos y estiramientos”, dice William Tsang, uno de los autores del estudio. El tai chi se originó en China, donde se practica hace cientos de años. Este arte marcial combina la respiración profunda con la relajación y posturas corporales que fluyen de una a otra a través de
movimientos lentos. Estudios anteriores han señalado que tiene un efecto positivo en la salud de las personas y que mejora la memoria, la concentración, la digestión, el equilibrio y la flexibilidad.